Es un cuchillo de incandescente forja,
de punzantes filos,
de serrada hoja.
Duele, duele el vapor de nada
bajando por la tráquea.
Duelen los minutos vagos
eternos, áridos.
Es un negro cuchillo rajando el minutero.
Ensangrentada plata
bramando en llamas
ojos indiferentes
matando ascuas.
Es un cuchillo hondo,
el gallo ya no canta en las madrugadas...
un cuchillo homicida
clavándose inclemente en mi garganta.
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