jueves, 9 de febrero de 2006

De cuando volví a tragar perdición

Es un cuchillo de incandescente forja,

de punzantes filos,

de serrada hoja.

 

Duele, duele el vapor de nada

bajando por la tráquea.

Duelen los minutos vagos

eternos, áridos.

Es un negro cuchillo rajando el minutero.

 

Ensangrentada plata

bramando en llamas

ojos indiferentes

matando ascuas.

 

Es un cuchillo hondo,

el gallo ya no canta en las madrugadas...

un cuchillo homicida

clavándose inclemente en mi garganta.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario