Hola Gente:
Como ya he visto que todos queréis que me mate o, bien, pasáis del tema, hoy no me lo curro y os pongo uno de mis poemas favoritos de Salinas. Estoy mosca porque he tenido más de 40 visitas desde que escribí el blog y sólo dos comentarios en él y los de Matt que los puso en otra entrada. Sed más participativos, joer, que si no, esta casa se llena de polillas y muere. Me haría más ilu que comentaseis el blog anterior que éste. Aquí, por desgracia, el mérito no es mío, sino de uno de mis ídolos:
Ha sido, ocurrió, es verdad.
Fue en un día, fue una fecha
que le marca tiempo al tiempo.
Fue en un lugar que yo veo.
Sus pies pisaban el suelo
este que todos pisamos.
Su traje se parecía a esos otros
que llevan otras mujeres.
Su reloj destejía calendarios,
sin olvidarse una hora:
como cuentan los demás.
Y aquello que ella me dijo
fue en un idioma del mundo,
con gramática e historia.
Tan de verdad, que parecía mentira.
No.
Tengo que vivirlo dentro,
me lo tengo que soñar.
Quitar el color, el número,
al aliento todo fuego,
con que me quemó al decírmelo.
Convertir todo en acaso,
en azar puro, soñándolo.
Y así, cuando se desdiga
de lo que entonces me dijo,
no me morderá el dolor
de haber perdido una dicha
que yo tuve entre mis brazos,
igual que se tiene un cuerpo.
Creeré que fue soñado.
Que aquello, tan de verdad,
no tuvo cuerpo, ni nombre.
Que pierdo una sombra, un sueño más.
PEDRO SALINAS, La voz a tu debida