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martes, 3 de junio de 2008

Proporcionalmente cerca de Todo

Cuando no estás a mi lado, me hallo más lejos de la Muerte porque el tiempo se arrastra lentamente a mi alrededor, como un elefante cojo, como una babosa sobre papel de lija, como un cactus subiendo por las escaleras...

Cuando estás a mi lado, me hallo más cerca de la Muerte porque el tiempo acelera sus motores y las horas avanzan a lo largo de mis cabellos como guepardos, como naves espaciales...

Tengo miedo a morir. Y, sin embargo, si pudiera elegir, en el camino más corto residiría mi elección, pues quiero un mundo sin tiempo, con brillantes motores plateados, sabanas pobladas de flechas de guepardos, cielos iluminados por naves "especiales", horas contractas, minutos menguantes y segundos invisibles. Quiero un mundo contigo aunque la vida se me pase sin darme cuenta porque mientras me quedo en tu sonrisa, dejo de vivir en esta tierra de todos y entro en una dimensión sin ruido, sin hastío, sin los punzantes nervios que usan mi cuerpo como diana. Me quedo ahí dentro, en esa extraña estancia que creas para nosotros y que sólo es paz, y música del Universo y oleajes dentro del corazón...

En este juego, ¿quién elegiría quedarse en este planeta anónimo, desventurado y caduco de mortales?

¿Sabes una cosa? Estoy deseando verte de nuevo para que me aceleres los relojes.

martes, 25 de diciembre de 2007

UNO DE SALINAS


Fue en un día, fue una fecha

que le marca tiempo al tiempo.

Fue en un lugar que yo veo.

Sus pies pisaban el suelo

este que todos pisamos.

Su traje se parecía a esos otros

que llevan otras mujeres.

Su reloj destejía calendarios,

sin olvidarse una hora:

como cuentan los demás.


Y aquello que ella me dijo

fue en un idioma del mundo,

con gramática e historia.

Tan de verdad, que parecía mentira.


No.


Tengo que vivirlo dentro,

me lo tengo que soñar.

Quitar el color, el número,

al aliento todo fuego,

con que me quemó al decírmelo.

Convertir todo en acaso,

en azar puro, soñándolo.

Y así, cuando se desdiga

de lo que entonces me dijo,

no me morderá el dolor

de haber perdido una dicha

que yo tuve entre mis brazos,

igual que se tiene un cuerpo.


Creeré que fue soñado.

Que aquello, tan de verdad,

no tuvo cuerpo, ni nombre.

Que pierdo una sombra, un sueño más.


PEDRO SALINAS, La voz a tu debida



jueves, 8 de noviembre de 2007

ANNABEL LEE


Bien sé que no os gusta que cuelgue poemas, pero ya que no me comenta casi nadie de ninguna forma, voy a poner este porque tengo yo una etapa muy poética y ando medio flipada con él. Disfrutad de esta maravilla:


ANNABEL LEE


Fue hace muchos y muchos años,

en un reino junto al mar,

habitó una señorita a quien puedes conocer

por el nombre de Annabel Lee;

y esta señorita no vivía con otro pensamiento

que amar y ser amada por mí.


Yo era un niño y ella era una niña

en este reino junto al mar

pero nos amábamos con un amor que era más que amor

-yo y mi Annabel Lee-

con un amor que los ángeles sublimes del Paraíso

nos envidiaban a ella y a mí.


Y esa fue la razón de que, hace muchos años,

en este reino junto al mar,

un viento partió de una oscura nube aquella noche

helando a mi Annabel Lee;

así que su noble parentela vino

y me la arrebataron,

para silenciarla en una tumba

en este reino junto al mar.


Los ángeles, que no eran siquiera medio felices en el Paraíso,

nos cogieron envidia a ella y a mí:

¡Sí!, esa fue la razón (como todos los hombres saben

en este reino junto al mar)

de que el viento saliera de una nube, helando

y matando a mi Annabel Lee.


Pero nuestro amor era más fuerte que el amor

de aquellos que eran mayores que nosotros

de muchos más sabios que nosotros,

y ni los ángeles ni el Paraíso encima

ni los demonios debajo del mar

separarán jamás mi alma del alma

de la hermosa Annabel Lee:


Porque la luna no luce sin traerme sueños

de la hermosa Annabel Lee;

ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes

de la hermosa Annabel Lee;

y así paso la noche acostado al lado

de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,

en su sepulcro junto al mar,

en su tumba a orillas del mar.


EDGAR ALLAN POE



A mí me ha gustado esta traducción, pero para los que prefieran una rimada, aquí va otra versión:



ANNABEL   LEE

Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco
               por el nombre de Annabel Lee;
y era su único sueño verse siempre
por mí adorada y adorarme a mí.


Niños éramos ambos, en el reino
junto al mar; nos quisimos allí
con amor que era amor de los amores,
                 yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo
envidiaban a ella cuanto a mí.


Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee
Y parientes ilustres la llevaron
                    lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.


¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,
llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.
Y no más que por eso -todos, todos
en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.


Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,
más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma
                        de la radiante Annabel Lee.


Pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.



Por cierto, hay una canción de Radio Futura sobre este poema. Espero que lo hayáis disfrutado, que no seáis ratas y comentéis. Si callados quedáis ante tales palabras, no tenéis alma (hasta un vampiro como yo sé conmueve)


Las dedicatorias las dejo para otro blog, que ponerlas en este me da un poco de yuyu, jajaja.






viernes, 5 de octubre de 2007

Ahora sí que hablo de soledades

Como diría Freud: "A veces, un cigarro, es sólo un cigarro". Es decir, que no todo tiene que tener necesariamente una doble interpretación. Esto lo digo en honor al comentario del buen Antonio cuando alude a aquellos remotos tiempos en los que yo tenía pasiones (dejando entrever, que ahora no las tengo). Un poema de Machado, a veces, sólo es un poema de Machado. Puede servir para muchas cosas: embellecer el día, apaciguar el alma o, simplemente, para entretenerse; pero no está bien el pensar que es un espejo que yo dejo ahí por si alguien me quiere ver.
Si en realidad hubiese escogido un poema que reflejase mi estado interior, nunca hubiera sido ése. Ojalá mi corazón alcanzase el grado de templanza del del poeta. Quizá sea una predicción, quizá un augurio de que vendrán tiempos mejores, pero no es mi presente.
Hoy más bien, hay otro pema que puede representar mi estado de ánimo y aquí lo dejo ya que yo no lo describiría ni de forma tan precisa y, ni mucho menos, de forma tan bella.
Ahora sí, Antonio, puedes saber cómo me siento:
 
Bajo el anochecer inmenso,
Bajo la lluvia desatada, iba
Como un ángel que arrojan
De aquel edén nativo.

Absorto el cuerpo aún desnudo,
Todo frío ante la brusca tristeza,
Lo que en la luz fué impulso, las alas,
Antes candor erguido,
A la espalda pesaban sordamente.

Se buscaba a sí mismo,
Pretendía olvidarse a sí mismo;
Niños en brazos del aire,
En lo más poderoso descansando,
Mano en la mano, frente en la frente.

Entre precipitadas formas vagas,
Vasta estela de luto sin retorno,
Arrastraba dos lentas soledades,
Su soledad de nuevo, la del amor caído.

Ellas fueron sus alas en tiempos de alegría,
Esas que por el fango derribadas
Burla y respuesta dan al afán que interroga,
Al deseo de unos labios.

Quisiste siempre, al fin sabes
Cómo ha muerto la luz, tu luz un día,
Mientras vas, errabundo mendigo, recordando,
deseando;
Recordando, deseando.

Pesa, pesa el deseo recordado;
Fuerza joven quisieras para alzar nuevamente,
Con fango, lágrimas, odio, injusticia,
La imagen del amor hasta el cielo,
La imagen del amor en la luz pura.
 
Luis Cernuda
 
P.D.1. Cambié de móvil hace tiempo, dudo que pueda colgarte

P.D.2. Saludos a todos, un beso sólo a algunos

P.D.3. Agradecimientos  especiales a Patri y a Kira por hacerme sonreír en la despedida de la Sory, a Álex por acompañarme a la boda y a Javi (Mortha) por su llamada y su invitación al cine.

miércoles, 3 de octubre de 2007

SOLEDADES (POR EL LIBRO DEL POETA, LO DIGO)





Como dicen los carteles del Metro: "Ni un día sin poesía"

Ya que no tengo ganas de escribir os dejo a Machado, seguro que ganáis bastante con esta elección:


Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...

¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.

" en el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón."

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada."



Besos


martes, 18 de julio de 2006

POEMA

Abrí esta entrada porque no tengo sueño y porque quería escribir algo que fastidiase a quien intenta fastidiarme, pero paso. El mayor desprecio es no hacer aprecio. Aprovecho para saludar a la mañana con un poco de poesía, que siempre es mejor opción que el mosqueo.


Táctica y estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos

no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.
MARIO BENEDETTI
DE MÍ PARA VOS 
 BESOS.


sábado, 9 de abril de 2005

PARA LOS VIAJEROS DE LA NOCHE

Buenas noches, vampiros. Otra vez me hallo aquí aniquilando el tiempo. Tras tantos siglos de peregrinaje por estas tierras de mortales, ¿qué otra cosa podría hacer?. Hoy ya he perforado cuatro yugulares, he sobrevolado Madrid bajo mi forma de murciélago- por cierto, qué frío (nunca va a acabar este invierno)- y he intentado echar una cabezadita en mi confortable ataúd sin conseguirlo. Así que aquí me tenéis reflexionando sobre si debería haber titulado mi espacio "Vampirilla golfa" para que alguien me escribiera. Más no, mi persona sigue llevando el cruel peso del honor que me inculcaron en el siglo XV, justo en la misma época en que un malvado señor feudal me condenó a velar eternamente. Hoy por hoy, aun vampira, los políticos me siguen chupando la sangre, pero eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
El caso es que como de vampiros va hoy el rollo que os estoy soltando, aprovecho la ocasión para dedicarle un par de poemillas a mi vampiro favorito: el señor Deacon Frost.
EL VAMPIRO
Tú que, como una cuchillada,
has entrado en mi corazón quejumbroso;
tú que, como una manada
de demonios, enloquecida y adornada, viniste,
de mi espíritu humillado
a hacer tu lecho y dominio;
-infame a quien estoy ligado
como el forzado a la cadena,
como al juego el jugador empedernido,
como el borracho a la botella,
como los gusanos a la carroña
-¡maldita, maldita seas!

He rogado a la rápida espada
que conquiste mi libertad,
y he dicho al pérfido veneno
que socorra mi cobardía.
¡Ay! El veneno y la espada
me han desdeñado y me han dicho:
"No eres digno de que te liberen
de tu maldita esclavitud,
¡imbécil!-de su imperio
si nuestros esfuerzos te libraran,
tus besos resucitarían
el cadáver de tu vampiro!"
      CHARLES BAUDELAIRE, Las flores del mal
EL APARECIDO
Como los ángeles de fiera mirada,
volveré a tu alcoba
y me deslizaré hasta ti sin ruido
con las sombras de la noche;

y te daré, morena mía,
besos fríos, como la luna,
y caricias de serpiente
arrastrándose en torno a una fosa.

Cuando llegue la lívida mañana,
encontrarás mi lugar vacío
y hasta el anochecer seguirá frío.

Como otros por la ternura,
en tu vida y en tu juventud,
¡yo quiero reinar por el terror!
      CHARLES BAUDELAIRE, Las flores del mal
Bueno, con ánimo de no aburriros más y de no acabar como Pozí tras tantas horas ante este trasto y, ante la inminente amenaza del sol, voy a intentar que mis párpados se cierren hasta que el crepúsculo cubra de nuevo este pequeño fragmento de planeta.