martes, 21 de marzo de 2006

Confesión a mi novio

Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada

                                          Francisco A. Icaza

Yo, Begoña  R. ; con DNI XXXXXXX, hija de José María y Paloma, residente en Fuenlabrada, con 27 años de edad, me declaro culpable, hoy día 22 de marzo de 2006 del delito de INFIDELIDAD.

Hace unos años, la primera vez que me encontré con Él, ya tuve indicios de que Cupido me estaba apuntando con su áurea flecha certera, mas quise pensar que aquella dicha desmesurada al contemplar aquellos ojos verde oliva, se debía más a un estertor furioso de fiebre primaveral que al amor verdadero. Fui feliz unos días a su lado, mas mi corazón abría sus ojos de ciego enamorado para poder ver que no podía permanecer allí, junto a él y que mi verdadero destino estaba junto a ti, que siempre lo habías cuidado y protegido.

Regresé tras unos días de emocionada euforia y de risas irrecuperables con él, a  tu lado y con el tiempo, conseguí pensar que aquella vez que conocí la felicidad con el simple hecho de contemplar a alguien, había sido un vano espejismo.

Después de él, aparecieron otros que también me recibían con los brazos abiertos. Algunos eran bellos, otros lo eran menos; unos pocos, encantadores y otros de inhóspito corazón, mas fueran como fueran, yo siempre había sabido que mi alma era tuya, querido novio mío, que tantos años de tu vida has compartido conmigo. Nadie me gustaba más que tú, pese a tus atormentados lunes y tus agobios. Sabía que mi cabeza desquiciada, jamás encontraría a otro que la comprendiese mejor y, así, me sentía fiel y segura.

Y, sin embargo, cuando este fin de semana, años después de aquel primer encuentro con la tentación, tuve la oportunidad de volver a ver a aquel que me había hecho dudar de un amor de pareja siempre incondicional; regresé a aquel lugar donde había sido dichosa en brazos del otro. Por un lado, tenía miedo de sentir aquel viento arrebatador de hacía unos años, por otro; temía no volver a sentir jamás aquella euforia de la pasión. Cariño, tú y yo llevamos tanto juntos que la costumbre reina sobre el amor y eso, siempre, resulta un poco triste.

El viernes volví a ver a mi añorado recuerdo por segunda vez en la vida y, nada más verlo, regresó a mí aquel olor a azahar y la paz, un sentimiento tan lejano a mi alma, se posó en mí como un pajarillo un instante, como para recordarme que existía. Y entonces tuve la certeza de que lo amaba de veras, de que no era una atracción pasajera.

He vuelto hoy contigo porque es lo que he de hacer. Sé que me perdonarás y me acogerás en tu seno, pues a todo el mundo acoges en tu vida. Me iría donde mi corazón quiere estar, pero tú y yo sabemos que no puedo.Todo lo que tengo en la vida, lo tengo contigo y  no puedo abandonarlo de momento. Duermo junto a ti, me levantaré durante los próximos diez años a tu lado y mi cuerpo será tuyo hasta las Tinieblas y el hastío y, sin embargo mi mente...Mi mente pasea con mi Amante prohibido y mi pecho sólo late por él. Siento miedo porque lo que siempre había considerado lo mejor, ya no lo es. Siento pena porque ya no eres el único que existe para mí; siento dolor porque ya no te amo a ti antes que a nadie; siento frustración porque no me puedo separar de ti.

Mi novio se llama Madrid.

Le he engañado con mi verdadero amor: Granada. ...porque jamás vi nada más hermoso ni nada exaltó más mis sentidos.

¿O de qué os creíais que estaba hablando?

jajaja

Besos para todos/as












3 comentarios:

  1. tienes que pensar en dedicarte a escribir.

    ResponderEliminar
  2. jajajajaja, vale, lo reconozco, me la has clavao xD. Que no me conoces de nada, pero paseando por estos lares he visto este rincón y también he visto que te gusta Manolo García, buen gusto. Besitos.
     
    Pd. Con una profesora como tú, yo ahora mismo sería catedrático xD

    ResponderEliminar