domingo, 16 de julio de 2006

CONFESIONES PARA LOS MORTALES

Si por azar vuestros ojos alcanzasen a ver lo que es, no querríais ni de lejos requerir el regalo de los siglos. Saldríais corriendo hacia vuestras casas y sellaríais la puerta con 7 cabezas de ajo.Os acercáis incautos al monstruo. Bella es la oscuridad y fascinante el misterio, pero si conocieséis la verdadera naturaleza del vampiro os daríais cuenta de que su alma es sólo como un viejo libro amarillo y que su inmortalidad es un precio demasiado caro. Descubriríais con horror cómo las alas se pliegan y se aferran cada vez más al cuerpo y sentiríais el peso de las horas como una soga al cuello. Dormir es, al fin y al cabo, eliminar la mitad de la vida consciente, parar el pensamiento o, tal vez, sacarlo a pasear. Tiene este ser los ojos abiertos y el pensamiento siempre despierto y es su cabeza una noria donde el eterno retorno sube y baja y no tiene principio ni fin. Orad porque la Muerte de un soplo os quite la vida, resistid el vértigo del colmillo y soñad vuestras noches mientras yo, sin otro remedio, velo sobre vuestras cabezas, contemplando de lejos aquella necesidad de inmediatez que proporciona el tiempo finito. He de estar aquí por siempre. Esta es mi condena y esta es mi guarida. Salid, salid de aquí, antes de que sea demasiado tarde y la piedad desaparezca de este ser que no dudará en perforaros la yugular si el hambre lo atenaza. Debéis marchar. Si os quedáis, seguid leyendo...quizá al final, seáis también una sombra...

En fin, que me apetecía escribir alguna gilipollez porque no puedo dormir y, como en mi novela Fabrizio anda perdido y no sé dónde está, pues os dejo aquí unas líneas sangrientas que se me acaban de ocurrir. En cuanto al enigma de Fabrizio, ya va siendo hora de que lo revele. Hubo muchas preguntas acerca de este personaje, mitad carne, mitad sombra y nadie sabía muy bien qué era. Ni siquiera yo misma. Fabrizio era el nombre del personaje protagonista de la novela de vampiros que estaba escribiendo, pero un amiguete me recordaba un poco a él y, bueno, también lo llamé de esta forma alguna vez. En realidad, no sé quién fue antes, si Fabrizio o el amiguete. No sé si me inspiré en el amigo para crear al monstruo o si me busqué un amigo similar al personaje por estas tontas ansias de inmortalidad que siempre tuve. El caso es que los dos, personaje y persona ya no pertenecen a esta realidad y aunque quise recuperar al personaje, no pude traérmelo de vuelta porque, quizá sin la persona, no pueda regresar o, tal vez los dos son la misma cosa, qué se yo.

No puedo dormir, no puedo regresar al mundo de los vivos. Ahora mismo llevo unas tres horas de sueño en un periodo de 72 horas o algo así. Estoy hiperactiva y no puedo parar de moverme. Tampoco tengo ganas de que la sangre se derrame. No tengo tampoco hambre, por el momento estáis a salvo.

Me retuerzo, me divierto de pronto, camino por los pasillos como un fantasma. Recibo una llamada y no tengo nada que decir, parece como si las palabras se me hubiesen volado. Intento dormir la siesta, el sol siempre me invitó a cobijarme, mas , como si estuviese al acecho, velo; veo vídeos musicales, recibo una llamada más, esta vez más molesta y cuelgo de pronto. Salgo a la terraza, recojo la casa, hago la cama y me voy a la calle. Camino cuesta arriba, el sol hace que mis huesos se disuelvan. Creo que pronto me desvaneceré y nadie sabrá que pasé por allí. Me siento en un parque y miro un árbol. La Cocacola y el cigarrillo no me saben a nada, voy a la tienda, los chinos se ponen contentos-dieciséis Cocacolas-giró la llave, observo el estúpido tachón que hay en todos los ascensores y pienso que en todos los bloques de vecinos existe un idiota al que le hace mucha gracia lo de "Pidan que los niños viajen solos". Recuerdo que la primera vez que descubrí las fechorías de un "Borrador de Prefijos", también me reí y me pareció sumamente ingenioso, pero no sé, supongo que las acciones repetidas, que los chistes que se cuentan miles de veces, pierden toda la puta gracia. Entro en  casa, veo la tele. Recibo un sms, hago una llamada, veo la tele y me bajo música de Internet (no soporto vivir sin rock español ni un día más), me llaman y a la persona se le va la batería nada más decirme "hola"; me vuelven a llamar y esta vez sí me agrada. Vengo aquí, me siento ante el ordenador. Busco a Fabrizio. La última vez que lo vi tenía una conversación con Hades en una azotea. Los dos se habían marchado y hoy sé que mi novela se perderá entre tantos papeles y que no tendrá su final. Mejor así, ¿qué mejor final para una historia de vampiros que no tener final? Algo sin final, sería inmortal, como ellos. ¡Qué más da si mi novela reposa en un ataúd o en una vieja caja de zapatos junto con otros cadáveres pasados! ¡Qué importa no acabarla! En realidad, nada o pocas cosas me importan, pero, como dice El Último de la Fila "Pero de algo hay que escribir". Por eso estoy aquí una vez más, haciendoos compañía, si en algo os puede acompañar un ser insomne y loco como yo.

Creo que Nel, no sólo por ser mi primer lector, sino también por parecerme alguien muy sensato y por ser compañero de Cocalightómanos Anónimos, tiene razón en que últimamente, abuso de las dedicatorias. Los que me leiáis al principio de los tiempos, recordaréis que apenas hacía alguna; pero luego, mi desmedida afición a ordenar las cosas de 10 en 10 (hasta los novios, jajaja), me hizo desbordar y llenar el blog de gente cuando se suponía que éste iba a ser un lugar solitario.

Hoy opino que es mejor una sola y que, además sea velada porque, aunque no lo podáis creer, mis P.D.1. son carnaza para el cotilleo y no pocas personas me preguntan quién es el destinatario y, cuando no se les dice, lo encuentran igual y lo investigan como Don Hércules Poirot, ¿verdad?

Así que he decidido ser discreta con la identidad de los demás, aunque no pueda serlo con la mía por este afán de compartir inquietudes y este castigo de ser ave nocturna. A partir de hoy, pondré más contenido en los blogs y menos nombres en las dedicatorias que, si en verdad van siempre para personas que quiero, también es cierto que no todos merecen estar aquí todos los días. Esto es una casa al fin y al cabo y no es cuestión de organizar siempre una fiesta abarrotada.

Como me apetece seguir aquí un rato planeando sobre vuestras durmientes cabezas, os contaré que a finales de esta semana, sabré  por fin el resultado de mi Oposición y que, además, como los del Tribunal, pondré aquí una lista con los invitados a la Pseudoboda de Camacho, que, en realidad, son los tres días de juerga que me voy a pasar si salgo bien parada. Así que ya sabéis, si hay suerte para mí. estad pendientes de la lista de los aprobados que os pondréis las botas a mi costa.

Aparte, quiero hacer un llamamiento a mis queridos alumnos. Si a vuestra profe se le da lo suficientemente bien como para estar todo el curso 2006-2007 en un mismo centro, estáis invitados a una comida (supongo que por la noche no podéis salir y que, además, ir con vosotros de juerga me haría más vieja de lo que soy). Así que ya os diré. La ventaja que tenéis sobre mis colegas es que a ellos sólo les invitaré si saco plaza fija y, a vosotros, con una vacante, os basta. Por algo sois mi mayor motivación en esta cruzada.

No sé si ir a ver una película, no sé si empezar un nuevo relato, no sé si llamar a alguien para charlar un rato, no sé si oir música. "Sólo sé que no sé nada" dijo Sócrates y qué razón tenía el tío.

El viernes noche me perdí. Salimos, nos divertimos y todo fue bien, pero pasé por el Callejón del Gato y más me hubiera valido correr al pasar por ese breve tramo hipnótico. Después, en los bares, todas las personas parecían salidas de los espejos cóncavos y convexos y tuve momentos de verdadera caída vertiginosa. Hasta me tuve que agarrar para no resbalarme. A ratos me marchaba, a ratos regresaba con mi gente. Pero sabía que, aunque cerrase los ojos, las esperpénticas figuras seguían allí mirándome, gritándome "¡Tú también eres sólo un fantoche, sólo un pelele, sólo un trapo que, como nosotros, no es visto por nadie!

Mejor hubiese sido para mí, al pasar por allí, salir huyendo, encerrarme en casa sellando la puerta con siete ristras de ajos y no mirar el modo en que mi imagen perdía fuerza y se tornaba maleable. Mejor hubiera sido para vosotros, no haber llegado a estas líneas. Os lo advertí en un punto en que mi parte humana tenía cierta relevancia. Ahora ya no hay escapatoria. Tocad vuestro cuello y notaréis la calidez de aquello que os hace caminar entre mortales. Veréis con qué premura se derrama gota a gota, discurriendo raudo hacia los hombros, el último vínculo que os unía a los hombres. ¡Bienvenidos a la Oscuridad! Hoy fue la última vez que vistéis el sol.

A mi Compañero de Viaje, alma inmortal que me salvó del Maleficio de los Espejos. Si no fuera una depredadora-cazadora, te lo diría...




2 comentarios:

  1. Como le decían al detective  Marlowe en <El sueño eterno>: Quien intente cazar monstruos, mas le vale que empiece  a revisar debajo de la cama antes de dormir...

    ResponderEliminar
  2. Leer estas lineas es como dejarse transportar en un viaje onírico por lugares a los cuales un mero mortal no puede llegar. Esos puntitos rojos en el cuello con los que despertamos son un precio insignificante para tan grato viaje.

    ResponderEliminar