viernes, 9 de enero de 2009

ANÁFORAS


Estoy harta de querer jugar a la vendedora de fósforos y de exponerme a los aludes intermitentes en mi terraza envuelta en mi triste pijama.
Estoy harta de que la escarcha haga su reino en mis entrañas.
Estoy harta de mi desolación, de mi locura, de mi utópica búsqueda del Bien.
Estoy harta de los días sin sorpresa, de la reiteración de buenas intenciones siniestras que no quedan en nada y que, como decía uno de mis ex, son el empedrado del camino al infierno.
Estoy harta de mi sequía de versos, de mi aguacero de palabras vacías que repiquetean incesantes en la ventana de mi cabeza.
Estoy harta de no querer ser y de quererlo. De no saber quién soy y de saberlo demasiado.
Estoy harta de mí, de ti, del mundo entero. Estoy harta de ponerme delante, como los burros, como en la frase anterior, como los asnos, digo, que luchan por engullir una malograda zanahoria.
Estoy harta de que amanezca y de que me abandone la quietud de las tinieblas. Estoy harta del anochecer porque me envuelve en sombras inimaginables.
Estoy harta de la nostalgia, de la adoración absurda de las ruinas, del hiriente olvido de los otros.
Estoy harta de mi propio olvido que hace que olvide, incluso, cómo comenzar las frases sin utilizar la anáfora.
Estoy harta de la adoración del vellocino de oro, de los falsos ídolos que caen como bolos cuando los aplasta la verdad impetuosa.
Estoy harta de hablar más de la cuenta, de callar lo que no quiero callarme, de gritar cuando debo susurrar y de quedarme muda cuando los miles de demonios que tengo dentro aúllan sin cesar.
Estoy harta del invierno, estoy harta de esperar las buenas estaciones.
Estoy harta de los consejos, de las buenas personas que te dan ánimos para vivir, de las malas personas que tratan de sepultarte en la miseria.
Estoy harta de no saber a dónde voy, estoy harta de saber, que me dirijo, irremediablemente, a la tumba.
¿Estoy harta de las injusticias sociales? Hipócrita diría si dijera que sí para hacer más bonito este texto. Me molestan las injusticias, cierto es, pero no hacen que mi cerebro se hinche ni que la cabeza me estalle como un globo con más aire del que necesita.
¿Estoy harta de estar con alguien? Tanto como lo estaría de estar sola. No sé estar sola, a los hechos me remito.
¿Estoy harta de mi soledad? No estoy sola. Me siento sola. Elijo estar sola. No me apetece relacionarme.
Estoy harta de que las estrellas no signifiquen nada, de que sólo sean atrezzo del escenario celeste.
Estoy harta de este vacío que me persigue como un perro rabioso desde que tengo uso de razón y que es como la muerte, o incluso peor que ella. Al fin y al cabo, y, aunque una sea consecuencia de la otra, la muerte no puede estar presente cuando estoy viva; pero este abismo gris y cruel siempre regresa. No importa a dónde vaya ni con quién. No importa lo que intente o los entretenimientos nuevos que encuentre. Regresa y se une a mí como la piel a los huesos, como la pestaña al párpado, como la uña al dedo.
En resumen: Estoy harta de que la vida sea tan aburrida y decepcionante.

4 comentarios:

  1. Pues me alegro mucho de ver que otra vez vuelvas a estar harta. No conozco ninguna gran gesta que haya surgido de la satisfacción. Ni de lamer el suelo bajo las mesas del final de fiesta en el holocausto caníbal... Ah y feliz año, feliz navidad y prósperas rebajas.

    ResponderEliminar
  2. ¿Harta de que la vida sea tan aburrida y decepcionante? ¡¡no puede ser!!. Eso es precisamente lo que hace a la vida tener su aquél, lo que debería hacer que tuviésemos más ganas de vivirla. Si no fuese por los momentos aburridos no intentaríamos disfrutarla, buscar mil formas de intentar divertirnos. Si no fuese por las decepciones no lucharíamos para levantarnos y mejorar nuestra vida, protegernos ante los avatares de la vida y salir airosos y con fuerzas renovadas. Si no fuese por el dolor y el llanto no nos sentiríamos vivos, no sabríamos lo que realmente es la felicidad y no trataríamos, entonces, de buscarla con ahínco. La vida hay que disfrutarla y aprender de sus momentos porque al fin y al cabo son estos momentos los que nos llevan de un lado a otro, como barco a la deriva guiado por la tempestad, siempre a flote, siempre navegando para llegar a un buen puerto. Navegando a contracorriente, navegando a favor de ella, pero siempre navegando para no hundirse porque... ¿quién salvará el barco solitario que navega sólo con el alma del futuro difunto?.

    ResponderEliminar
  3. Necesito golpear, gritar, asustar, hacer alboroto o en el peor de los estadios ue me golpeen, que me griten, que me asustes que me digan estas vivo.

    ResponderEliminar
  4. Amén..nena, amén...Como diría mi madre,....cuanta hartazón hay en esta vida!!Un besote,...perdía...q estas perdía....jajaja...¿ande te metes?

    ResponderEliminar