jueves, 3 de noviembre de 2005

AGUJETAS HASTA EN LOS COLMILLOS

Amigos del confortable acolchado de los ataúdes, amigos del crepúsculo y las escondidas tinieblas, si en algo apreciáis mi consejo de siglos, no dirijáis nunca vuestros cansados pasos a un gimnasio.

En primer lugar, no sabréis para que sirven los innumerables artilugios que allí se hallan, más bien os podrían evocar los instrumentos de tortura que usaron los hombres del medievo; y, sin embargo, los mortales, se sienten bien por usarlos. Eso es algo que me desconcertó sobremanera y, a no ser, porque encontré a un antiguo bebesangre entre los vivos que allí se reunían, yo misma no hubiera vencido mi temor para posarme en una de esas máquinas infernales. Mas luego, el viejo bebesangre, que responde al nombre de Jorge, me aseguró que después de maltratar los oxidados miembros durante un tiempo, me sentiría bien. Quizá, el tiempo no significa nada ya para mí, que llevo siglos vagando sobre la tierra, quizá dos días sólo sean una millonésima parte de mi existencia, pero os puedo asegurar que, desde que los turcos mataron a Vlad Tepes, no había sentido dolor similar, jajaja.

Definitivamente no entiendo a los mortales que se sienten bien consigo mismos cuando comen frugalmente y cansan su cuerpo; y que, sin embargo, se sienten mal cuando comen lo que realmente desean y se recuestan cómodamente en su sofá.

Asumo hoy que nada puede librarme de mi condición vampírica, ya no puedo salvarme de la comodidad del nicho y de la oscuridad; ni siquiera ver como el antiguo grueso,orondo y fláccido bebesangres de Jorge, se parece hoy en día más a la madera de su ataúd que a sí mismo.

Pero he de reconocer que no saber dónde están mis muslos ahora, sí que sirve para distraer mi atención y para alejar pensamientos lúgubres y mundanos.

Por lo demás, aunque más cansada, sigo buscando dentro de mi osamenta al vampiro que una vez fui y, compartiendo desvelos con la luna, las estrellas y otros inmortales sin sueño, voy recogiendo los pedazos de alma que había dejado desperdigados por ahí. A falta de cuerpo, ¿de qué otra cosa me puedo nutrir?

Besos, Vampiros -y no os apuntéis al gimnasio que lo mortal es contagioso y sumamente enfermizo y, si no vais a la cámara de tortura, aunque sea un solo día, sentiréis la bajeza de la culpabilidad humana.

Yo me he condenado eternamente, pero vosotros, aún podéis salvaros.

P.D.1. A José M., el Vampiro más loco, por las risas. Debes beber sangre por mucho asco que te dé, si no, no puedes ser de los nuestros.

P.D.2. A Sory, Patri, Bea, César y Susana, también por las risas y los consejos.

P.D.3. A Manolo porque se pierde una batalla, pero no la guerra y tú, además, ya has ganado la primera batalla ¡Ánimo!

P.D.4. A J.Luis, por el apoyo incondicional.

P.D.5. A todos los que me queréis sacar a pasear, gracias, jajaja.

P.D.6. A Jorge porque si no, no me hubiese movido de la bici estática, que es lo único que sé manejar.

P.D.7. A Mami, porque me está mirando mientras escribo.

P.D.8. A mis clientes de Oriflame, para que sigan comprando, que me regalan cosméticos, jajaja.

P.D.9. A mis jefes que están más gilipollas si cabe, que siempre y me puedo meter en Internet todo el día.

P.D.10. A Mí, que he salido del pozo de la vaguería en todos los ámbitos, ¿os lo creéis?, jajajaja


A CARLOS, POR LAS NUEVAS ESPERANZAS