lunes, 31 de octubre de 2005

EN UNA PLAYA CLAMA;)

Las cosas no son ni blancas ni negras, a veces, casi siempre, son grises. Ayer, el dolor y una pequeña dosis de rabia, me impulsaron a escribir lo que ya habéis leído en mi blog anterior. Luego el nubarrón, se fue despejando.

En primer lugar, tampoco me quedé en casa ayer y, pese al desánimo que a ratos me invadía, salí a ver "La novia cadáver" de Tim Burton, una auténtica pasada, con mi amigo Manolo. Fue un momento muy agradable, el cine tiene la magia, muchas veces, de llevarnos a otros mundos y de que lo que realmente nos rodea en la vida ordinaria, parezca irrealidad. Lo cierto es que mientras estuve viendo la bella historia de una muerta que no se casa ni a tiros (me recuerda a mí, jajaja), mi propia historia de rupturas y desamores se me fue de la mente y conseguí un estado pleno de relajación. Más tarde. cuando la lluvia me rozó, volví a tomar consciencia de que mi relación había acabado y volví a sentir la estaca en el pecho. Sólo la conversación con mi amigo,  con mi familia y los episodios de "Alfred Hitchcock presenta", me hicieron ver las cosas más claras.

Sentí que lo que pasaba era lo que tenía que pasar y que, en esta historia no hay ni malos ni buenos, no hay monstruos, ni mutua intransigencia entre el cazador y el vampiro. Lo que hay es incomprensión mutua. La incomprensión lleva a la confusión y, el estado de confusión es tan terrible, tan ingrávido, que siempre, inevitablemente, desemboca en discusiones que, como las tormentas en el mar, siempre provocan algún naufragio.

Anoche ya no guardaba ningún rencor a Van Helsing. Simplemente agarró una tabla de salvación para huir del oleaje. Yo ahora estoy en mi ataúd, a salvo del peligro de las olas y me siento bien, me siento en paz conmigo misma y muy tranquila.

Ahora ya sólo queda pensar, relajarse y esperar a que las olas me desplacen a una playa, da igual cual, pero debe ser como dice Manolo García: una playa calma. Allí puedo encontrarme al profesor V. Helsing con camisa hawaiana, jajaja ;o a mí misma en grata soledad. Porque si él vuelve, será que debía regresar y, si no lo hace, será que lo mejor es que no vuelva. Eso es lo bueno de los vampiros, que de todo le echamos la culpa al Destino y, de esta forma, acepto tranquilamente todo lo que me pueda suceder.


P.D.1. A Carlos, por haberme llamado anoche y haberme aclarado el motivo de tu retirada. Un beso, un abrazo y suerte en tu búsqueda de la tranquilidad. Espero que te encuentres a ti mismo de nuevo y que se despejen las nubes de tu mente, de verdad, de todo corazón

P.D.2. A Manolo, Familia, Sory, Patri, Pedro, José Luis y José María por vuestro apoyo en estos momentos. Un besazo a todos.

P.D.3. A todos los Vampiros de la tierra para que seáis más generosos dejando comentarios, joer, jajaja.


domingo, 30 de octubre de 2005

EL REGRESO DEL VAMPIRO

Aunque el sol ha salido, el vampiro no puede reposar los cansados huesos en su cálida cripta. Bajo el sol, se siente apresado por la vigilia y por su condición de condenado. Sigue siendo él, una criatura de la noche, sigue sintiendo el gusto por la sangre, sigue revoloteando en el ocaso en busca de sueños que se quedan en nada.

Soy yo, sigo siendo yo, siempre fui yo. Van Helsing siempre supo de mi condición, siempre pareció respetarla e, incluso, entenderla. Mas no fue así; al final, durante un cálido sueño, me clavó una estaca en el corazón. Ahora estoy de luto, ahora estoy insomne por no entender el por qué de su proceder. Él sabía lo que yo era, él sabía de mi dolor insaciable y de mis desvelos nocturnos. Él prometió que me rescataría de las llamas del Infierno. Y, sin embargo, sólo me ha dejado el regusto amargo de los ajos en mi garganta y un dolor en un costado que se parece a la angustia.

Ante esta soledad tuve que tomar una postura. Pude elegir encerrarme en el ataúd y que pasara por mí el viento de los siglos sin sentirlo ni padecerlo, o pude elegir seguir vagando por las oscuras calles de Madrid como he hecho siempre.

Elegí, elijo lo segundo. Nada puede evitar en este mundo de Dios que el amor se acabe, nada puede evitar la mentira y la cobardía de los mortales. He de caminar, he de dejar de preguntarme por qué suceden las cosas. Simplemente, suceden. Ya está, se terminó.

Vuelvo a ser un vampiro solitario. Ayer vagué con un gran amigo de mi especie que me habló de la superación del desamor y de otras tragedias superables de la vida. A mí me sosegó su compañía, la inteligente conversación, y el reencuentro con la noche. Después vi a mi amigo, Raulillo, estuve en su bar y me sentí como si hubiera vuelto de un largo viaje y, de nuevo, estuviera en casa.

La estaca me deja tranquila, aunque, a veces, se clava; tomo consciencia de que todo lo que me ha ocurrido este fin de semana es cierto y de que esta vez, las Oscuras Golondrinas, no volverán, y un gusano de impotencia roe mi corazón. Maldigo a la esperanza, último mal que quedó en la Caja de Pandora que es lo único que me queda. Sin ella, todo sería más fácil. Pero sé que desaparecerá en breve. Vive tres días, menos que una mosca y, cuando muera, cuando muera, seré completamente libre.

Como dice Manolo García, mi ídolo (maravilloso concierto el del viernes en el Palacio de los Deportes). "De ti ya nada espero, que el camino acaba aquí. Ya no soy ni fin ni destino. Ahora sé que acabó lo que compartimos". Y ¿qué queréis que os diga, amigos míos, Criaturas de la noche? Los vampiros no pueden enamorarse de cazavampiros ni viceversa (salvo en las series) y que, si no me quiere como soy, mejor que se haya desvanecido tras la niebla tan temprano. Soy yo, y aunque esté mal decirlo, ME QUIERO, jajaja. Una vez me perdí y no me encontré. Descubrí que había envejecido dos años sin enterarme, sin tener la mente dentro del cuerpo. No quiero que eso me vuelva a suceder porque sé -gracias a los sabios consejos que alguien me dio- que cuando alguien me quiera tal y como soy, me querrá mucho, me querrá de verdad.

Así que, en el fondo me alegro de este abandono, jajaja. ¿Quién sabe si los perros de las gasolineras no encuentran una vida mejor tras ser abandonados? Quizá sus dueños eran demasiado aburridos. Que ahí quede eso, jajaja.

Por tanto, y como sé que la estaca me la voy a sacar a trompicones  lo más rápidamente posible, y que el dolor apenas muerde ya (sólo mordisquea como un ratón travieso) hoy puedo decir alegremente:

ADIÓS CARLOS, HOLA BEGOÑA.

Mejor la soledad conmigo que la compañía sin mí. No voy a renunciar a mi yo por nadie, porque alguien que desea que yo no sea yo, es un indeseable.

P.D.1. Gracias a Manolo V. por apoyarme tanto y cuidarme. Eres un gran amigo, de verdad.

P.D.2. Gracias a mi Familia, a la Sory, la Patri y demás amigos por su incondicional amor. Gracias por quererme tal como soy.

P.D.3. Gracias a aquellos que disfrutan de mi compañía y conversación, se agradece.

P.D.4. Gracias a mis lectores y gracias anticipadas por dejar vuestros comentarios.